sábado, 16 de agosto de 2014

LA DERROTA DEL GUERRERO VENCEDOR


El noble guerrero había vencido en la palestra a todos sus innobles enemigos, a los que hizo morder el polvo, dejarretó a sus caballos, abolló sus armaduras, arrojó al barro sus sucios estandartes y a ellos les hizo huir vencidos y derrotados.
Pero un día se despierta en su tienda y se da cuenta de que ha desaparecido su armadura, no ve su escudo, su estandarte ha sido desgarrado y sus armas quebradas e inútiles.
Llama a su escudero, a sus pajes, a sus amigos…, nadie acude. Asomado a su tienda observa que sus enemigos vencidos se han reunido y ocupado todo el palenque, y su caballo, el noble bruto que le condujo a tantas victorias, agoniza pataleando atravesado por cien lanzazos.
No ve al principio a su escudero, pajes y amigos, hasta que los distingue vestidos con las ropas de sus enemigos y con sus emblemas en el pecho. Se da cuenta de que aprovechándose de su larga siesta, los enemigos han vuelto, y los amigos traicionado.

Y el guerrero que fuera vencedor en mil combates se pregunta: ¿qué habré hecho para que pudiera ocurrir esta infamia?. Y por fin cae en la cuenta: mi confiada siesta ha sido demasiado larga.


FUENTE: “El Implacable” N° 216 de agosto 2014. Web: www.elimplacable.es