-Estudio crítico y antología de textos sobre las amenazas del periodismo y los medios de comunicación-
538 págs.
BELLA VISTA EDICIONES
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Los
periódicos comenzaron para decir la verdad, y hoy existen para impedir
que la verdad se diga, dijo el genial Chesterton. Kierkegaard sostenía
que los mayores enemigos de Cristo serían hoy los periodistas.
¿Exageraban o decían la verdad? Cuando Leonardo Castellani hablaba del
lector analfabeto que crean los diarios, y Julio Camba del
embrutecimiento por medio de la actual cultura, ¿exageraban o decían una
gran verdad?
Contra el periodismo y los medios como vehículos
transmisores de la mentira, de la disipación mental, de la
superficialidad, de la irresponsabilidad, de la desmoralización, de la
banalización, de la confusión, de la idiotización, de la corrupción
moral y de la lengua, este libro presenta -en su segunda parte, tras una
introducción general, un análisis puntual de los medios y un conclusivo
epítome de la segunda-, abundantísimos testimonios para que el lector
interesado pueda sacar las conclusiones irrebatibles al respecto, pues
el mismo se propone como un extenso archivo documental, donde, cuantos
han tenido algo entitativo que decir sobre las amenazas del periodismo
-como afirma Antonio Caponnetto en el Prólogo-, aquí están registrados.
Pontífices, santos, ensayistas, escritores, poetas, profetas. Una
larguísima nómina de juicios sensatos, para que el lector pueda rumiar y
meditar largamente y arribar a conclusiones propiash.
Este
estudio exhaustivo y gpoderosa antología, única en su género pone en
evidencia de qué manera han coincidido grandes pensadores sobre un
asunto que está en el centro del problema del mundo en que vivimos. Obra
que servirá tanto al estudioso de la materia, como así también para
gozo del buen lector que ansía la verdad y comprueba penosamente cada
día cómo la confusión y la mentira ocupan todos los espacios mediáticos a
su alcance hasta volver irrespirable el ambiente; pero que a pesar de
ello se siente acompañado por todos aquellos que han comprendido lo que
afirmaba Nicolás Gómez Dávila: La verdad nunca es conquista definitiva.
Siempre es posición que toca defender, y por lo tanto puede saberse un
seguidor de la misma lucha por el triunfo de la verdad en el presente.
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